El síndrome de Angelman (SA) es un trastorno genético caracterizado por manifestaciones dismórficas, manifestaciones neurológicas y manifestaciones conductuales.  Aunque durante el periodo prenatal no suele apreciarse nada especial es posible que exista una moderada hipotonía.  El peso y la talla suelen ser normales.  A partir de los primeros meses suelen existir problemas para la alimentación, es parte condicionados por una dificultad para la succión, y agravados si existe reflujo gastrointestinal, problema frecuente en el SA. 

De forma precoz se evidencia un retardo en el desarrollo.  Se inicia la sedestación pasado el primer año y la deambulación entre los 3 y 5 años 1.  El lenguaje casi siempre queda limitado a un reducido repertorio de palabras.  Por tanto, el SA se expresa, como un retardo grave del desarrollo cognitivo y motor.  Por el contrario, los niños con SA muestran una relación afectiva hacia los demás más evolucionada.  A partir del año son niños cariñosos, que ríen fácilmente e interaccionan emocionalmente con las personas de su entorno, aunque no siempre de forma adecuada.  Esta aparente sensación de felicidad se incrementa por los ataques de risa que pueden desencadenarse ante estímulos mínimos. 

El fenotipo físico evoluciona con el tiempo.  Sin típicos una boca grande con dientes separados, mentón prominente y cara aplanada.  Con el tiempo se desarrolla escoliosis,  contracturas articulares y espasticidad.  La piel está poco pigmentada, el pelo suele ser rubio y los ojos azules, aunque ninguna de estas manifestaciones es constante. 

Los síntomas neurológicos motores, están ya presentes en el periodo perinatal.  El primer signo suele ser una hipotonía de tronco con hipertonía de las extremidades.  Al inicio de la deambulación ya muestra un peculiar patrón de marcha que persistirá durante toda la vida.  Los niños con SA andan con las piernas rígidas, amplían la base de sustentación y flexionan los brazos.  Tienen poco equilibrio y un temblor que se agudiza con el movimiento. 

El aspecto de niño feliz, asociado a los movimientos rígidos y falta de lenguaje dio origen a la denominación del SA como “síndrome de la muñeca feliz” 2, término que actualmente se considera poco afortunado. 

También es típico en estos niños la hiperactividad, excitabilidad y aleteo de manos.  Lo cual junto al patrón de marcha y su temperamento los hace fácilmente reconocibles.  No es infrecuente que los padres de un paciente con SA identifiquen a otro si lo ven por la calle. 

Otros síntomas frecuentes son:  estrabismo, protusión de la lengua con babeo y movimientos masticatorios.  Con el tiempo tiende a instaurarse microcefalia.  Su conducta puede mostrar ciertas peculiaridades que son muy características de los niños con SA.  En este sentido se describe una fascinación por el agua, por los plásticos y por la música.  En ocasiones, aunque no sea intencional, existe una tendencia a morder, pegar o tirar del pelo. 

Es frecuente la aparición de convulsiones a partir de los primeros años de vida.  Pueden ser crisis generalizadas, ausencias atípicas o mioclonias.  En ocasiones son de muy difícil control.   El EEG casi siempre está alterado, incluso antes de la aparición de las crisis, con un patrón típico, definido por la existencia de puntas lentas de gran amplitud, generalmente a 2-3 ciclos por segundo.   Las crisis tienden a disminuir y ser de más fácil control según se aproxima la pubertad. 

Los problemas del sueño pueden aparecer a partir de los primeros meses de vida y persistir durante muchos años.  El sueño parece como si estuviera desorganizado. Tardan en dormirse, pueden estar horas y horas sin dormir durante la noche, totalmente desvelados.  Después, a lo largo del día, muestran la fatiga y somnolencia secundaria a la falta de sueño.  Esto ocurre un día tras otro, con la consiguiente desesperación de la familia.  Por lo menos un miembro, generalmente la madre, se ve abocado a renunciar a su merecido y necesario descanso nocturno. 

Se sabe que los ciclos de sueño y vigilia son regulados por la producción de una hormona llamada melatonina. Esta hormona la genera la glándula pineal a partir de la serotonina.  La producción de melatonina es estimulada por la oscuridad e inhibida por la liz.  Esto condiciona que por la noche aparezca el sueño y que la oscuridad sea un facilitador.  Por el contrario la liz puede distorsionar el sueño.  Los niños, a partir de los 3 meses tienen una elevada producción de melatonina, la cual disminuye en edades avanzadas.  Por este motivo las personas mayores duermen menos y con la edad aumenta la prevalencia de insomnio.  Las personas ciegas al no recibir los estímulos lumínicos suelen padecer problemas del sueño. En los tres primeros meses la relativa falta de melatonina puede ser aportada por la leche materna. 

A partir de estos conocimientos se pensó que en algunas enfermedades del sistema nervioso, en las cuales se observaran dificultades para regular el sueño, podía estar implicada la melatonina.  Por esta razón se utilizó melatonina en niños que no dormían correctamente y estaban afectados de encefalopatías severas, de síndrome X frágil, de síndrome de Rett y de autismo.  En todos ellos los resultados fueron satisfactorios. Con la misma idea se ha usado para el SA.  Ciertamente es mucho mayor la evidencia basada en la práctica clínica diaria que la aportación a partir de trabajos científicos, más bien escasos por lo que se refiere al SA.  Sin embargo, existe un excelente trabajo de los doctores:  Irina Zhdanova, Richar J. Wurtman y Joseph Wagstaff3 que pone en evidencia los siguientes hechos: 1) los niños con SA tienen niveles bajos de melatonina circulante en sangre; 2) los niños con SA tienen problemas para conciliar y mantener el sueño; 3) la administración de una dosis baja de melatonina mejora espectacularmente la calidad del sueño; 4) concomitantemente a la mejoría del sueño aumentan los niveles sanguíneos de melatonina.  

Con estos datos y la experiencia clínica acumulada, parece evidente que la melatonina es una opción terapéutica extraordinariamente útil para resolver los desagradables problemas del sueño tan frecuentes en el SA. 

No se han descrito efectos secundarios significativos relacionados con la melatonia, sin embargo parece prudente utilizar la mínima dosis necesaria que es de 0.3 mg.. Sin embargo, la mayor parte de preparaciones contienen entre 1.5 y 10 mg..  En general, no es necesario utilizar dosis tan elevadas.  De todas formas se han administrado en ensayos clínicos dosis de 600 mg. sin haberse apreciado ninguna toxicidad. 

Lo más sensato es empezar con la dosis más pequeña e irla incrementando hasta alcanzar la respuesta deseada.  Si con una dosis de 6 mg. no se obtiene respuesta posiblemente no se alcance con dosis más elevadas.  Es recomendable que la melatonina no venga asociada a Vit B6 como sucede con algunos preparados, pues parece que en algunos casos la Vit B6 anula el efecto hipnótico de la melatonina. 

El momento de ser administrada es entre 30 minutos y una hora antes de acostarse.  No debe darse si el niño se despierta a media noche, como mecanismo para que reanude el sueño. 

REFERENCIAS 

1 Buntinx IM, Hennekam CM, Brouwer OF, Stroink H, Beuten J, Magelschots K, Fryns JP.  Clincial profile of Angelman syndrome at different ages.  Am J Med Genet 1995;56:  176-83. 

2 Angelman H. Puppet children.  A report on three cases.  Devel Med Child Neurol 1965; 7: 681-88. 

3 Irina V Zhdanova, Richard J. Wurtman, Joseph Wagstaff.  Effects of a Low Dose of Melatonin on Sleep in Children with Angelman Syndrome.  Journal of Pediatric Endocrinology and Metabolism 1999; 12: 57-67.

 

 

 

 

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Última modificación: 25 de mayo de 2007